Al caminar por las enormes avenidas de la ciudad, rodeado de rascacielos que se pierden en el cielo, a menudo me sorprende la escala de lo que somos capaces de construir.
Las ciudades, con sus vastas estructuras y comodidades modernas, son testimonio de nuestra capacidad inventiva y ambición. Sin embargo, en este mar de concreto y acero, el individuo puede parecer insignificante, casi absorbido por la magnitud de su propio entorno. Esta dualidad entre lo grande y lo pequeño, entre la ciudad y el individuo, es lo que me motiva a capturar imágenes que resalten este contraste.
¿Cómo puede una sola persona contrastarse con una ciudad entera? Este es un desafío que me atrae profundamente. Imaginen una figura solitaria caminando por una plaza inmensa, o un individuo sentado en un banco con el telón de fondo de enormes edificios que se elevan hacia el cielo. Estas imágenes no solo capturan la escala física, sino que también evocan una reflexión sobre nuestra propia pequeñez en comparación con las creaciones colectivas de la sociedad.
Fotografiar esta interacción entre el individuo y la ciudad no es solo una cuestión de técnica, sino también de perspectiva. Utilizando lentes gran angulares o posicionándome en puntos estratégicos que me permitan captar tanto la vastedad de la ciudad como la presencia humana, busco crear composiciones que destaquen esta yuxtaposición. El objetivo es mostrar cómo, aunque las personas puedan parecer diminutas, son ellas quienes dan vida y significado a estas enormes estructuras urbanas.
Cada imagen que tomo está imbuida con esta idea: la ciudad, por grande que sea, no sería nada sin las personas que la habitan y la construyen. A través de mi blog, espero compartir estas observaciones y alentar a los espectadores a reflexionar sobre su propio lugar dentro del entorno urbano. Al final, aunque parezcamos pequeños, somos los creadores de todo lo que nos rodea.
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